La mejor forma de iluminar una casa es con luz natural. Pero una vez que se ha sacado todo el partido de la iluminación natural, es muy importante complementar con una iluminación artificial que siga los patrones de la natural.
Ciclos biológicos de luz y oscuridad
La vida en la tierra sigue un ciclo diario de luz y oscuridad producido por el movimiento de rotación del planeta sobre su eje. Todos los seres vivos dependemos de este ciclo, que se convierte así en nuestro “reloj biológico” con una influencia notable y de muy diversos tipos; desde las migraciones de aves a lo largo del planeta, hasta la segregación de hormonas en nuestro organismo.
Ritmo circadiano
Hay una serie de hormonas que regulan nuestra actividad diaria, entre ellas se encuentra la melatonina, que es la hormona inductora del sueño. Nuestro cuerpo empieza a segregar melatonina con la puesta de sol y el comienzo de la noche, y se mantiene en unos niveles elevados durante toda la noche hasta que llega el amanecer. El cuerpo se encuentra “sincronizado” con los movimientos solares y la iluminación natural a lo largo del día. Esta regulación que realiza el cuerpo humano gracias a la luz se llama “cronobiología” y es importante que la luz artificial no interfiera en este ciclo para no perturbar el sueño nocturno.
Iluminación natural
La luz que llega a nuestro planeta proveniente del sol, es la iluminación natural que introducimos en nuestras edificaciones a través de los distintos tipos de ventanas, claraboyas y demás mecanismos con tal fin. Esta luz natural cambia en intensidad y color a lo largo del día. La luz de la mañana tiende al azul, nos hace estar más despiertos y activos y hace que distingamos mejor los detalles en la distancia. Por este motivo se utilizan luces de color azul para los faros de los coches, las nuevas iluminaciones urbanas y hasta para el flexo de lugar de trabajo o estudio. En cambio la luz del ocaso, es una luz más cálida que tiende al naranja y rojo, nos hace descender los niveles de actividad y nos prepara para la tranquilidad de la noche.
Iluminación artificial
Para no limitar nuestros periodos de actividad únicamente a las horas diurnas, el hombre ha dispuesto de iluminación artificial desde que descubrió el fuego. Primero en forma de fogata a la entrada de las cavernas para ahuyentar animales, luego en forma de antorchas en la edad media, más tarde las lámparas de aceite y la luz de las velas. Después llegó la “luz de gas” para iluminar las calles de las ciudades y hacerlas más seguras ante la delincuencia. Hasta la llegada de la electricidad y con ella de la primera bombilla, toda la luz artificial que se producía era generada por una llama al quemar un combustible. Poco a poco se ha ido desarrollando todos los tipos de lámparas que actualmente se encuentran en el mercado, aunque las lámparas LED se van imponiendo.
Tipos de iluminación artificial
Según dirija una luminaria un flujo luminoso, es decir, según oriente la luz el soporte de una lámpara o bombilla, podemos clasificar los tipos de iluminación artificial en:
- Directa: El flujo luminoso se dirije directamente al área que se quiere iluminar. Este tipo de iluminación es la más efectiva pero puede producir deslumbramientos.
- Indirecta: El flujo luminoso se dirije hacia un elemento, que puede ser una pared o techo, que refleja la luz sin provocar deslumbramientos. Los paramentos iluminados deberán ser de colores claros para lograr un buen efecto en este tipo de iluminación.
- Difusa: La luminaria distribuye uniformemente la luz hacia todas direcciones dispersándola por refracción y reflexión.
Niveles de iluminación en viviendas
La cantidad de iluminación que desprende una bombilla o lámpara, no es la misma que llega al lugar donde se necesita. Por una parte tenemos las lámparas que transforman la energía en luz visible, y por otro lado tenemos las luminarias que distribuyen la luz de formas distintas. La cantidad de luz que llega a cada punto, depende de la intensidad de la luz que sale de las lámparas, de la distribución de las luminarias y de la dirección hacia la que se enfoque la luz. Por otro lado la cantidad de luz necesaria depende de la tarea que se pretenda realizar. Para cada tarea, se necesitan unos niveles de iluminación distintos, tanto los 15.000 lux necesarios en un quirófano, como los 100 lux de un almacén, pueden ser considerados como una buena iluminación.
¿Cómo se miden los niveles de iluminación?
Para medir la cantidad de luz, se utilizan varios conceptos:
- Flujo luminoso: Energía emitida, en forma de luz visible, por unidad de tiempo. Unidad: Lumen (lm)
- Intensidad lumínica: Cantidad de flujo luminoso por ángulo sólido. Unidad: Candela (cd=lm/sr)
- Iluminancia: Nivel de luz medido sobre un punto específico. Flujo luminoso por unidad de superficie. Unidad: Lux (Lx=lm/m2)
- Luminancia: Brillo, o intensidad de luz reflejada por una superficie. Unidad: Candela/m2 (cd/m2)
Distribución de luces en una casa
En una casa no es necesaria mucha iluminación (Lux) para realizar las tareas cotidianas. Excepto cocina, baños y escritorios que necesitan de aportes puntuales de luz, el resto de la iluminación cumple mas bien un papel decorativo. Es importante no dejarse oscuro ningún rincón, de forma que las luminarias cubran todo el espacio a iluminar. Toda luminaria tiene un haz de luz más o menos ancho, por lo que hay que calcular la separación entre estas dependiendo del ángulo que cubran los haces de luz. Se pueden combinar también distintos tipos de iluminación, por ejemplo, creando un ambiente con luces difusas e iluminando ciertas zonas con luces puntuales para resaltarlas.
Color de luz para dormitorios
Para conseguir una vivienda saludable, en la que sus ocupantes no pierdan el ritmo circadiano y consigan un buen descanso nocturno, hay que elegir bien la temperatura de color de las lámparas. En los dormitorios se deben elegir luces cálidas de tonos rojizos, asemejándose a la luz del atardecer, al ser una luz que prepara para el ocaso e induce al sueño. Se deben evitar las luces frías, blancas o azuladas que nos despejan y espabilan, salvo si tenemos un lugar de estudio en el dormitorio que puede solucionarse con una luz puntual de un foco que se apague a la hora de irse a dormir. Por el mismo motivo se desaconseja los televisores en los dormitorios porque al emitir la luz en tonos fríos, impiden la segregación de melatonina, hormona inductora del sueño. Lo mismo se puede decir de los teléfonos móviles y tabletas.
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